Labio a Labio




El punto de partida es una separación de miles de milímetros y miles de palabras no dichas. Cantidades que van disminuyendo paulatinamente, hasta llegar a cero. Dos pieles que acaban por formar una unidad, dos labios que se buscan y se exploran como un terreno virgen. La sensación de eternidad y aislamiento, y el miedo de perderlos. En apariencia no hay casi movimiento. Las turbulencias son internas, los músculos tensados invisibles, los nervios que transmiten las sensaciones ocultos bajo la piel. Una breve parada, respiración, miradas, susurros, y el temor de que el milagro no vuelva a repetirse.

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